VENECIA SIN TI

Venecia

La Venecia del arte, de los amantes, de los canales y de los puentes. La de los libros y las películas. ¿Quién no ha soñado con conocerla?

Supongo que cuando uno planea un viaje a Venecia sueña con hacerlo acompañado.

Y así me las prometía yo muy felices, imaginando románticos paseos de góndola en góndola y comiendo helados italianos  del brazo de mi chico, cuando una llamada me hizo dar de bruces con la realidad.

El amor de mis amores me comunicaba que no iba a haber ni puentes, ni amantes, ni nada de nada. Le había surgido un  viaje de trabajo y me dejaba 4 horas antes de nuestro vuelo, vestida y alborotada.

Viendo la situación y como una es muy echada para adelante, pensé: si Venecia no puede ser contigo, Venecia será sin ti.

Cogí mi maleta y me planté allí, en la ciudad del amor, a pasar un fin de semana más colgada que un jamón. Y fue así, sola entre miles de turistas, canales e historia donde descubrí algunos de los lugares más maravillosos del mundo.

Después de comprobar que el Palacio Ducal, la Basílica de San Marcos, y el Campanile  son tan increíbles como parecen en las postales, comencé a vagabundear buscando hacer alguna foto diferente para la web de mi agencia de viajes.

Tras una visita al archifamoso Puente Rialto y la Basílica de Santa María della Salute, cogí el vaporetto para llegar al distrito de Cannaregio donde pasé la tarde disfrutando de la ciudad y pensando en que de verdad este lugar tiene algo mágico.

Y allí, intentando encontrar el ángulo para la foto perfecta, me llegó el aroma más maravilloso del mundo…pizza!!. Bien decía mi abuela que si bien huele, mejor sabrá. Y así fue, el Ristorante Pizzeria Da Alvise tiene una de las pizzas más deliciosas que he probado (por 7 euros la Margarita o la especialidad de la casa, llamada Alvise por 12 euros).

Aproveché las últimas horas de la tarde buscando regalos y algún chollo por las tiendas: una máscara típica veneciana en “la Bottega dei Mascareri” en San Paolo, y algo de ropa italiana en la zona de Campo San Bartolomeo y Santi Apostoli. 

Si te lo puedes permitir, no dejes de ir a la Mercerie, la Calle Larga XXII Marzo o la Plaza San Marcos, donde se concentran tiendas de joyería y de alta costura, la decoración de las tiendas es ya de por sí suficiente motivo para entrar.

De regreso al hotel, por recomendación de uno de los gondoleros, disfruté de un hermoso atardecer, de las mejores vistas posibles y cena temprana italiana en el Restaurant Terrazza Danieli, con un personal muy atento y cálido.

Por un momento, delante de un plato de espaghetti alle vongole sentí que era la única persona que estaba cenando sola en Venecia aquella noche.

El domingo llena de energías renovadas y con muchas ganas de conocer más, hice una de las visitas más bellas de Venecia: las islas de la laguna. Murano y sus fábricas de cristal, Torcello con su Catedral de la Asunción Burano por sus bellas fachadas de colores y los bordados típicos, no te defraudarán.

No dejes la ciudad sin probar un helado en Gelato Di Natura, hay varias heladerías con esta marca en Venecia, yo probé y repetí en el de Cannaregio, ¡el de Caramello Salato y el de Pistacchio Oro, insuperables!

¿Qué me faltó? está claro, el paseo en góndola. Pero eso mejor te lo cuento en otro post, ese que escribiré cuando vuelva a Venecia, a Venecia por ti.

Mer

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